San Gregorio tenía la costumbre del trabajo comunitario con una fuerte tradición en la producción agrícola y en el comercio. Para las mujeres participantes del proyecto, en los últimos años la ciudad ha contagiado su individualismo. 

Para el grupo San Gregorio Atlapulco, Comunidad Organizada, la reconstrucción del tejido social y la participación ciudadana son la base de una reconstrucción real del pueblo.

“Hasta hace muy poco se podía ver la unidad comunitaria. Por ejemplo, la gente llegaba a apoyar a las familias que tenían fiesta, velorio o la mayordomía. La misma comunidad sostenía todo lo necesario para organizar algo en común. Eso ahora va quedando en el olvido pero no tiene por qué ser así. Con el proyecto tratamos de revivir esos valores para hacer que San Gregorio resurja”.

–Marisol.

El cultivo de hongos es una ayuda para las familias: se siembran, se cortan, se preparan y se venden. Con las setas recién cortadas se prepara una gran variedad de platillos para su familia o para vender: setas empanizadas, en ceviche, en caldo, como alambre, en tamales, en guisado, desmenuzadas y en tinga.

“En mes y medio estamos comiendo de nuestra cosecha y además contamos con un dinero para la casa. Son muchos beneficios a la vez”.

–Esther


San Gregorio Atlapulco no ha logrado recuperarse completamente del sismo. Dos años después la gente sigue sacando escombros y construyendo su casa. Aún falta reconstruir la mitad de las viviendas afectadas y reactivar la economía local. 

“Después del sismo las ventas bajaron mucho, la gente tiene miedo de que vaya a temblar otra vez. Ya no es igual que antes. Antes entregábamos cajas y ahora solo unos kilos. No hay dinero pero hay muchos vendedores y algunos traen producto de otros lados. Invito a la gente a visitar las chinampas para conocer la producción, comprar directo con los productores y no con revendedores”.

–Sandra.