Magnitud: 7.1
Hora: 13:14:40 hrs.
La distancia entre el epicentro y Santa Cruz Cuautomatitla, municipio de Tochimilco, en Puebla, es de tan solo 51 kilómetros. Acercarnos unos días después del temblor fue una experiencia inolvidable. Este pueblo enclavado en las faldas del volcán Popocatépetl reaccionaba a los efectos. El sismo había dejado la mitad de las viviendas con algún tipo de daño (desde parciales hasta pérdidas totales). La organización para actuar ante la contingencia emanaba con vigor ante la zozobra del siniestro, y emitía una fuerte esperanza. Algunos se organizaban para demoler escombros de viviendas dañadas; otros preparaban alimentos en un comedor dirigido por el propio pueblo para alimentar tanto a quienes viven ahí, como a los que llegaban a ayudar; otros más planeaban la distribución de los víveres que llegaban desde distintas colectas, gracias a la aportación de muchas personas, y todos expresaban su agradecimiento a quienes de una u otra forma ayudaban. Encontramos un pueblo que en esos momentos ponía en práctica el valor del tamakepalis, apoyándose todos entre sí, lo que permitía canalizar la ayuda recibida de otros lugares.
Fue la energía de la comunidad de Santa Cruz Cuautomatitla la que dio impulso a la iniciativa Tamakepalis. A la par, muchas personas de otras partes tuvieron el interés de aportar donativos en dinero, por lo que se abrió una cuenta para recibirlos. Ahí se han depositado aportaciones de México y de otros 11 países.
El empoderamiento de los jóvenes a raíz del trabajo comunitario de promoción y gestión local llevó a la decisión de delegar a uno de los promotores del proyecto como presidente auxiliar de la comunidad. Este hecho es significativo, pues demuestra el reconocimiento del trabajo que se ha llevado a cabo a partir de la iniciativa Tamakepalis en Santa Cruz Cuautomatitla. La creación de un consejo comunitario de reconstrucción encargado de las tomas de decisiones —conformado por autoridades comunitarias reconocidas e instancias tradicionales de organización social— fue fundamental para dar cohesión y respaldo a las actividades del proyecto. De esta manera, se constituyó como un ente fundamental para la reducción de conflictos y sus soluciones. Asimismo, llevar las decisiones estratégicas a asambleas comunitarias y talleres participativos permitió que las acciones tuviesen aceptación de la comunidad. Esta posibilidad de construcción de la unidad comunitaria como parte del proceso de reconstrucción fue el aprendizaje más valioso de la experiencia.
Ayuda mutua, ayuda entre hermanos.
Considerar al otro.
Saberse como en un árbol.
Corazón.
Te guardamos en el corazón.
Buena vida.
Cuando la Tosepan Titataniske estaba por cumplir 40 años de vida organizada, se realizó una serie de talleres con el pueblo maseual con el título “Soñándonos en el territorio”. Estos sueños se fueron sintetizando en un pequeño documento con todas aquellas miradas, principios y anhelos en común.
Al realizar este ejercicio con las personas que nos han antecedido (hombres y mujeres de mayor edad), encontramos que uno de los elementos en común del pueblo maseual con el cooperativismo es el poukaitalis (considerar al otro). El cooperativismo considera colocar siempre a las personas en el lugar central, antes que a las cosas o al dinero.
Asimismo, sobresalió el principio de takoujtamatilis (saberse como en un árbol) que en español traducimos como “confianza”. Este principio representa la columna vertebral porque el sueño mayor es el yeknemilis (la vida buena) y esto representa el tronco, que a su vez nos permite tener ramas fuertes para caminar hacia la gobernanza, la vida comunitaria y los procesos productivos bioculturales, entre otros, para vivir en un entorno sano.
Tener buen corazón (yolkuali) implica poner el amor en lo que se hace, en tejer trabajo colectivo para beneficio de las comunidades. Cuando se camina con buen corazón, no existe espacio para el egoísmo y retoña el espíritu de tender la mano a quienes lo requieren el día de hoy, porque mañana no sabemos si nosotros necesitaremos una mano en nuestro andar. Cuando invitamos a alguien a formar parte de una celebración, decimos timitsyoleuaj (te guardamos en el corazón), que significa que desde lo más profundo surge ese sentimiento.
La casa representa el primer espacio donde se reproduce y recrea la vida, por eso creemos que nuestro hogar tiene un corazón (kalyolot) y cuando nos apoyamos en la construcción de casas, nos hermanamos y fortalecemos el tejido comunitario. Por eso retomamos el principio de tamakepalis (ayuda mutua, ayuda entre hermanos) para devolver un poco a todas esas manos que han apoyado en la construcción de un proyecto de buena vida. A quienes formamos parte de la familia Tosepan, hoy nos toca apoyar a quienes el día de mañana ayudarán a otros.
Queremos devolver esa mano a quienes han sufrido en carne propia quedarse sin nada, como cuando nuestras familias se quedaron sin café después de una helada no esperada. En esta ocasión, nuestras hermanas y hermanos de Cuautomatitla se quedaron sin vivienda, ahora nos encontramos en la subida a los compañeros y compañeras con quienes hemos librado otras batallas, enfrentando todo aquello que amenaza los proyectos de una buena vida.