CAMPO lleva más de 30 años trabajando con las comunidades de Oaxaca en proyectos colectivos de desarrollo social autosustentables en distintos ámbitos como tenencia de la tierra, producción agropecuaria, conservación ambiental, derechos humanos, equidad de género, fortalecimiento de las comunidades y otras. Ha conformado importantes alianzas con asociaciones locales, regionales, a nivel nacional e internacional, lo que ha derivado en una colaboración eficaz y permanente; de igual modo, se han afianzado los vínculos de cooperación con sectores sociales, cuya participación activa es fundamental.
La organización ha impulsado el establecimiento de Centros Regionales de Innovación Tecnológica para el Desarrollo Sustentable en diversas zonas de la entidad con el propósito de asesorar y capacitar a sus habitantes, a fin de promover y aplicar nuevas tecnologías para la diversificación productiva, la preservación del medio ambiente y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales. Este proyecto se orienta además, a fomentar las capacidades locales, la participación social, y en conjunto, al mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Se tiene planeado crear dos centros comunitarios en San Mateo del Mar y en San Francisco del Mar e integrar diez ecotecnologías, como parte de sus principales acciones, con el propósito de que los pobladores de estas localidades comiencen a utilizarlas, y que no sólo aprendan cómo hacerlo, sino que enseñen también a otros y así formar una cadena de esfuerzos y saberes que los lleve a ser autosustentables, sin la intervención de ningún agente institucional externo.
La estrecha relación que se ha mantenido con las comunidades oaxaqueñas, así como con agrupaciones aliadas y gracias a la experiencia adquirida a lo largo de una vasta trayectoria, fue posible actuar rápido y hacer frente a la crisis suscitada por los sismos de 2017. La organización hizo un diagnóstico inmediato para saber cuál era la magnitud de los daños, qué se necesitaba y cómo llevar la ayuda. Al principio fue muy difícil porque los medios de comunicación no funcionaban, algunas carreteras que se dañaron eran intransitables, por lo que se buscaban otras vías para llegar a las zonas afectadas.
El análisis de riesgo que realizó la asociación fue esencial para tomar decisiones. Luego de darse a conocer la noticia del desastre a nivel mundial y al enlazarse con las agrupaciones locales, que ya estaban de lleno en la atención urgente y otras que enviaron víveres desde el exterior, CAMPO contribuyó a coordinar el apoyo. Tomó en cuenta que las localidades que requerían más asistencia eran aquellas que se encontraban en lugares más alejados, puesto que en las ciudades, como Juchitán, estaba la mayor parte del auxilio a la población.
Se contaba ya con un área dedicada a la reconstrucción sustentable por desastre natural, con diversas técnicas de tierra apisonada, bahareque y adobe. Se realizaron también programas de rehabilitación del tejido social junto con otras asociaciones antes de lo sucedido en 2017, esta práctica contribuyó a dar respuesta a las consecuencias de los sismos. Se observó, por ejemplo, que algunos voluntarios independientes que querían ayudar no contaban con los conocimientos necesarios para levantar un espacio provisional que no se cayera enseguida por las condiciones del clima o por las réplicas, se propuso entonces capacitar a estas personas y construir refugios utilizando materiales resistentes como el bambú.
“Al final, el trabajo nunca termina”, señala Ángel Ruíz, integrante de la agrupación, considera que el apoyo por parte de Levantemos México constituye una oportunidad, a fin de que continúe la tarea que se ha venido realizando y para implementar proyectos específicos, conforme a lo que necesitan aquellas comunidades donde la atención no se ha dado adecuadamente.
Después de evaluar qué zonas estaban más desprotegidas y que también padecen una serie de problemas sin resolver, sobre todo por su complejidad y la escasez de recursos, se determinó enfocarse en San Mateo y San Francisco del Mar.
Un aspecto muy importante es el hecho de que se trabaja con acciones muy concretas y a largo plazo en iniciativas que impulsan la participación social. Se busca proporcionar conocimientos y herramientas para que la población esté preparada y pueda enfrentar diversas problemáticas y eventualidades, como los sismos u otros desastres. Al mismo tiempo, que mejore su calidad de vida por medio de recursos sustentables con casas más resistentes, purificadores de agua, celdas solares, pozos, entre otros. Por ello, se planea la instalación de los centros de apoyo.
A dos años de los sismos, persisten las dificultades que estos eventos detonaron, agravaron o simplemente hicieron visibles, una realidad que ha evidenciado la falta de atención y ayuda a las comunidades más vulnerables. CAMPO conoce muy bien esta situación, se ha enfrentado a ella por mucho tiempo, el camino recorrido a lo largo de su historia de lucha con importantes logros en la organización y el desarrollo comunitario, le permiten vislumbrar la ruta a seguir y las soluciones posibles con el respaldo de otras organizaciones y de los sectores sociales involucrados.
“La iniciativa de Levantemos México ha crecido al apoyar proyectos de diferente tipo”, dice Ángel Ruíz, “lo que enriquece sus posibilidades a través de diversas maneras de analizar, encauzar y dar seguimiento, ya que se trabaja para alcanzar un mismo fin: ayudar. Existen muchos modos de hacerlo, se aborda el problema desde otras perspectivas y con distintas formas de pensar; pero unidos para comunicarnos y plantearnos qué va a suceder después, qué viene en el futuro, nosotros como agrupación, vamos a continuar.”
“Es muy grato encontrar este espacio para seguir con nuestra labor, porque la gente lo necesita”, señala también el representante de CAMPO. Esperemos que se siga ayudando en la prevención de riesgos en otros lugares, con otras agrupaciones, siempre se ha tenido el problema de no ser aceptados como organización, a pesar del trabajo que hemos hecho. Nosotros tenemos un compromiso con las comunidades oaxaqueñas, estamos aprendiendo de cada una de las experiencias, de la sabiduría de la gente y queremos compartirlo.