Por consenso casi unánime, podríamos estar de acuerdo en que la bicicleta es uno de los vehículos más nobles. Acaso el más. Su nobleza radica en la sencillez de su funcionamiento, en su capacidad de transportarnos sin contaminantes, sin combustión, con el poder de nuestras propias calorías, haciéndonos sudar el estrés al tiempo que fortalecemos el corazón. Sin duda la bicicleta se lleva el premio.
Y sin embargo, por si eso fuera poco, Acopio en Bici nos demuestra otra faceta: la bicicleta como vehículo parteaguas en la reconstrucción de una ciudad azotada por el sismo.
A escasos minutos de que sucediera la tragedia y decenas de construcciones se vinieran abajo, cientos (quizá miles) de ciclistas en todos lados de la Ciudad de México, se organizaron sin saberlo y a distancia, como si un instinto los uniera, y vaya que lo fue: un instinto de ayuda, supervivencia y empatía por quienes más necesitaban. Armados con sus dos ruedas, los ciclistas se volvieron transportistas infalibles de todo tipo de artículos, desde víveres hasta herramientas y por supuesto, medicinas.
Tiempo después se crearía la organización Acopio en Bici, pero su origen estuvo ahí, literalmente en el epicentro de la catástrofe.
Librando obstáculos, tráfico y escombros, las bicicletas se abren paso. No requieren combustible, no hacen ruido, son silenciosas cuando se requiere el total silencio. Su agilidad casi felina las volvió eslabones imprescindibles en las labores de reconstrucción y ayuda.
La bicicleta es un vehículo a prueba de fallos.
Y no sólo vehículo, también es máquina multifacética. Gracias a la física y al mecanismo de pedales de la bici, puede transformarse en diversas herramientas: taladros, elevadores de carga, licuadoras, seguetas, generadores de energía. Cualquier mecanismo apto a conectarse a una cadena, puede hacerse funcionar con la fuerza de las piernas. La creatividad fue clave en ésta y otras labores. La bici es una máquina simple y a la vez compleja.
Acopio en Bici surgió a partir de la necesidad de idear planes de coordinación a raíz del terremoto. Ya fuera solo, con amigos o en grupos, hordas de ciclistas salieron a toda velocidad sorteando fugas de gas y caminos difíciles como un escuadrón perfectamente coordinado pese a que podía ser la primera vez para muchos. Las carencias de uno las cubría otro, por ejemplo, quizá alguien no sabe de mecánica pero puede recorrer distancias largas, o quizá alguien no conoce de primeros auxilios pero puede organizar una brigada. Y bajo esta dinámica pueden solventarse todas las necesidades.
Gracias a la fortaleza y entrega de cientos de hombres y mujeres, se respondió con efectividad a la emergencia, día y noche, a veces en jornadas de más de setenta horas como un solo cuerpo organizado.
Siempre será importante sistematizar todo lo aprendido para que la comunidad ciclista esté preparada para actuar desde todos los ángulos. Acopio en Bici es una estructura de resolución, se hizo presente en las calles demostrando humildad y generosidad enorme. Llegaron a todos los lugares posibles repartiendo esperanza, sin dejar desamparado a nadie. La ayuda fue imperante y los ciclistas organizados dieron un ejemplo de fortaleza y compromiso para la ciudadanía y el gobierno, a través del voluntariado y el carácter de compromiso y comunidad.
"Nos dimos cuenta de que había que generar esta cultura de la bicilogística: de cómo cargar cosas, de cómo coordinarnos y revalorar la figura de la bici en la ciudad, como un elemento que nos puede ayudar; […] no solo [en los] tema[s] de salud personal, […] de salud ambiental, sino también en casos de emergencia, cómo tener esta herramienta para resolver situaciones difíciles.”